La idea de que “lo que hacemos hoy es lo más importante” resuena con las enseñanzas budistas sobre la atención plena y la transitoriedad. Si bien la frase exacta no se encuentra en las escrituras budistas, el mensaje central destaca la importancia de vivir en el presente, reconociendo que hoy es el único momento sobre el que tenemos control.
El concepto de renacimiento en la filosofía budista, a menudo interpretado como reencarnación, también puede entenderse como la constante transformación que ocurre a cada instante. Cada día ofrece un nuevo comienzo, una oportunidad para dejar atrás arrepentimientos y ansiedades, y abrazar el presente.
Jack Kornfield, reconocido maestro de meditación vipassanā, lo expresó bellamente: “cada mañana nacemos de nuevo”. Este renacimiento diario nos permite afrontar cada día con propósito y posibilidad. Al centrarnos en el presente, cultivamos una mayor consciencia de nuestros pensamientos, acciones e intenciones, logrando una vida plena.
Buda enfatizaba la urgencia de la práctica, instando a sus seguidores a vivir como si su cabello estuviera en llamas. Esta vívida imagen subraya la importancia de no desperdiciar tiempo en distracciones o lamentos, sino dedicarnos al camino del despertar. Aprovechemos cada día, reconociendo que el mañana no está garantizado.
Aunque el origen de la frase “lo que hacemos hoy es lo más importante” sea incierto, su mensaje resuena con la sabiduría de diversas tradiciones. Ya sea atribuida a Buda, Jack Kornfield o poetas griegos, el principio fundamental persiste: el presente es todo lo que tenemos. Al abrazar el hoy con atención plena e intención, cultivamos una vida con mayor significado, propósito y alegría.